Gracias a internet he podido "asistir" al concierto de apertura del Festival de Lucerna de este año
2012, celebrado el pasado día 8 de agosto. Ha sido lo más parecido a haber estado
allí: milagros del mundo virtual que hoy podemos disfrutar. La primera parte
del concierto -dedicado en esta ocasión a dos reflexiones musicales, una de
Beethoven, la otra, de Mozart, sobre la muerte- fue la música incidental o de
escena que compuso Beethoven para la tragedia Egmont de Goethe.
El conde de Egmont, enfrentado a
Felipe II en defensa de la independencia de los Países Bajos, fue derrotado por las tropas del duque de
Alba, capturado y ejecutado en 1568. En el drama de Goethe, escrito en 1791,
hay paralelamente una historia de amor, entre Egmont y su amada Clara.
Beethoven escribe su música de escena para este drama entre 1809 y 1810, justo
entre sus sinfonías 6ª y 7ª. Un bello canto a la rebelión frente al opresor, aun a costa de la vida.
Siempre es un placer escuchar a una buena orquesta dirigida por Claudio Abbado, como en este caso, la Orquesta del Festival de Lucerna. Aunque no soy entendido, me encanta la música. Disfruté escuchando el concierto. Y estoy de acuerdo con lo manifestado a propósito del mismo por el crítico musical de Le Monde: fueron destacables los diálogos de clarinete y flauta y los maravillosos solos de oboe. Estos últimos ejecutados por el valverdeño Lucas Macias Navarro. ¡Enhorabuena, Lucas!.
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