domingo, 21 de febrero de 2010

El nombre de las cosas

Aguardiente, con esta palabra está todo dicho para una bebida tan fuerte y con tantas y tan diversas connotaciones. En mi pueblo se le llama puchero a la mezcla con agua; y en la cuenca minera de Riotinto y en Huelva, mangüara, dicen que por el sonido que apreciaban los del pueblo a los ingleses cuando pronunciaban las palabras man y water para referirse a lo que bebían los mineros antes de bajar a las entrañas de la tierra (como diría Juan Cobos).
Al primer hospital moderno que se construyó en Huelva se le conocía (porque ya ha desaparecido) como El Agromán, por el nombre de la empresa constructora que lo edificó. Algo parecido, tomar la marca de un cacharro por el nombre del propio artilugio, nos pasó en toda España con la turmix para designar a una batidora. Y le está pasando hoy al i-pod para referirnos a los reproductores de mp3.

miércoles, 17 de febrero de 2010

La cultura y el mal

Un amigo me recomendó ir a ver la película La cinta blanca en la que se aprecia con bastante claridad la deriva cultural de la sociedad alemana de principios del siglo pasado hacia el nazismo. Y, efectivamente, me pareció una magnífica película que, además, se adentraba en un enigma del que aún no tenemos una explicación completa. ¿Cómo pudo convertirse la sociedad con mayor nivel cultural del mundo en autora o encubridora de tan espantoso crimen?.
En la Introducción de El misterioso caso alemán Rosa Sala Rose nos dice:
"De la vida privada de Friedrich Wilhelm Ruppert se saben muy pocas cosas. Su esposa siempre afirmó que había sido un buen padre de familia y un buen marido. Una fotografía nos lo muestra en la playa con sus hijos, y otra sosteniendo en brazos a un cervatillo herido que ha encontrado en el bosque y al que, según asegura su mujer, pensaba curar y criar en su propio jardín. Hay otra que nos parece especialmente reveladora, en la que aparece tocando el violín junto al árbol de Navidad, rodeado de sus cuatro embelesados hijos. Si Ruppert, además de amar a la familia y a los animales, tocaba un instrumento tan difícil como el violín, debemos suponer que tenía una buena formación musical. Todo apunta a que era un hombre culto que había disfrutado de la extraordinaria formación humanística que proporcionaba en su tiempo el sistema educativo alemán. Sin duda, como tantos otros compatriotas de su época, conocía y amaba a Mozart, Schubert y Beethoven, a quienes probablemente escuchara cuando volvía a casa desde su lugar de trabajo.
Como trabajador, Ruppert no sólo demostró ser un empleado fiel a la autoridad y dotado de un acusado sentido del deber, sino que superaba estas cualidades aportándoles, por iniciativa propia, ciertas dosis de creatividad e inventiva. De servicio en el campo de Dachau, por ejemplo, tuvo la ocurrencia de empapar con gasolina la barba de un prisionero recién ingresado y prenderle fuego con un encendedor. También golpeó a un profesor llamado Feierabend, que a la sazón contaba con ochenta años de edad, por haber vulnerado las normas del campo al caerse mientras pasaba revista. Es de suponer que, en los diez años de carrera, premiada con continuos ascensos, que Friedrich Wilhelm Ruppert pasó en diversos campos de concentración, debió de demostrar su celo en otros muchos casos similares de los que ya no podemos tener constancia. El 2 de noviembre de 1945, Friedrich Wilhelm Ruppert fue condenado a muerte en el proceso de Dachau y ejecutado poco depués. Las fotografías de las que hablábamos en el párrafo anterior fueron aportadas por su esposa en su descargo."
La cultura ¿nos hace mejores?.

Datos personales

Mi foto
Nací en Valverde del Camino (Huelva) en diciembre de 1948. A los 17 años me fuí a estudiar a Madrid, donde viví hasta los 30. Me trasladé a Huelva y luego, con un intermedio de algún tiempo en Granada, a Sevilla, donde vivo ahora. ¿Desconcertado? Por la desorientación y perplejidad que me producen situaciones que he conocido o vivido, por comprobar que casi siempre la realidad supera a la ficción."En los blogs se busca el relato en primera persona, que es en torno a lo que pivota el sistema informativo de Internet".Me gustó esta frase y la suscribo.