jueves, 25 de noviembre de 2010

El coche de Manolillo

Era todo un acontecimiento para aquél niño.
-¡Mañana, iremos a Sevilla!.
Suficiente para no dormir del tirón aquella noche. Cada poco, despierto por la ilusión del viaje (hubo una vez en que se levantó y vistió a toda velocidad hasta cuatro veces en la noche, por una broma que le gastaron sus hermanos).
Aquellas mañanas de relente estimulante, bien temprano, antes de amanecer, bajaba La Calleja caminando de la mano de su abuela hasta la salida del coche de Manolillo, quien amable y cariñoso lo colocaba en uno de los pequeños asientos plegables que el ¿Studebaker? tenía en la zona intermedia.
Con las primeras claridades de la aurora, cuando ya la abuela estaba terminando sus ruegos y oraciones santigüandose, el coche, con su decena de viajeros y toda clase de bultos sujetos con red a la baca, atravesaba el Puente Nuevo camino de toda una jornada de disfrute.

viernes, 8 de octubre de 2010

Treintañeros y pensiones

Dicen los que saben de estas cosas que la gestión correcta de un sistema de pensiones se parece -solo en cierta forma, claro, por aquello de tener que emplear algún tipo de metáfora para expresar lo que se pretende- a la manera de gobernar un gran trasatlántico: la inercia y enormidad del aparato obligan a decidir los cambios en su rumbo o en su velocidad con mucha antelación, para así evitar posibles accidentes o catástrofes, como le ocurrió al Titanic. Puede suceder que el inexperto en ese tipo de manejo o administración se dé cuenta del mal que se avecina cuando éste ya no tenga remedio, por muchas maniobras que se hagan para esquivarlo.
Pues bien, ocurre que nuestro sistema público de pensiones necesita cambios y deben hacerse pronto, porque si se tarda más tiempo en tomar las decisiones adecuadas, los cambios serán más bruscos y duros, y si no se toman, la catástrofe será inevitable. Hay numerosos informes solventes que así lo avisan.
Tenemos sin embargo un grave problema situado en un punto estratégico, precisamente en el colectivo -amplio, social e ideológicamente variado- de personas que tienen la legitimidad y potestad para decidir las soluciones: la falta de acuerdo en el diagnóstico y, por lo tanto, en la solución. Unos dicen que no existe tal problema y otros que con pequeños retoques seguiremos bien. No hay que preocuparse, por lo tanto.
Por el contrario, los expertos y algunos políticos y líderes sociales nos dicen que sí hay problemas para mantener el sistema si no se producen ya cambios importantes, que debemos dar respuesta adecuada a la bendición social de tener la esperanza de vida entre las más altas del mundo. No deberíamos dejar (por dejadez) que se convirtiera ese gran logro en un martirio en el otoño vital de nuestros hijos y nietos.
Nos están diciendo de forma machacona los que de esto saben que el sistema será insostenible, con toda seguridad, cuando se tengan que jubilar los hoy treintañeros. La paradoja es que este no es un problema de viejos y jubilados, aunque así lo parezca en una primera visión superficial. Este es un problema que afecta principalmente a la juventud española. Así es que son los jóvenes de treinta años y menos los principales interesados en que se tomen ya las decisiones adecuadas. Debería emprenderse una gran campaña de información, no de propaganda, destinada a toda la población y en especial a los jóvenes, sobre este asunto, empleando para ello los potentes medios de comunicación hoy existentes, para que todo el mundo tomara conciencia exacta de la dimensión del problema y de la necesidad de arbitrar las soluciones adecuadas. Nos estamos jugando la pervivencia de -como ahora se dice, empleando términos arquitectónicos- un pilar básico de nuestra sociedad del bienestar.

jueves, 16 de septiembre de 2010

El Club de La Calleja

Allá por los años sesenta Manolito se convirtió en Manuel Eugenio y lideró a un numeroso grupo de jóvenes del pueblo. Por haber tenido que empezar a trabajar muy pronto, disponía de algún dinerillo y, además, de bastante iniciativa a la hora de organizar actividades. Y se le ocurrió fundar un club para todos nosotros, que entonces éramos aquellos jóvenes. Nos reunió repetidas veces para explicarnos la propuesta y salvó todas las dificultades prácticas para ponerlo en marcha. Localizó una casa a propósito, negoció el alquiler, adelantó el dinero para un equipo de música..., en definitiva, hizo posible el nacimiento del Club de La Calleja.
El Club fue nuestro sitio preferido de reunión durante algunos años, donde bailábamos, cantábamos y nos divertíamos de lo lindo. Hablábamos de todo con entera libertad, hacíamos audiciones, teatros leídos y cualquier actividad que se nos ocurriera. Su funcionamiento era democrático, organizado en comisiones y lo financiábamos con cuotas. La barra era gestionada por rotación entre los socios; las bebidas tenían menor precio que en los bares de alrededor.
Lógicamnete, las fuerzas vivas de la localidad pusieron el grito en el cielo. Aquello era un antro de corrupción para la juventud, un foco pernicioso de libertinaje. A nosotros nos hacían gracia, por exagerados e injustos, todos esos comentarios y no les hacíamos caso.
Estoy seguro que los de mi edad que vivimos la experiencia recordarán hoy con cariño aquel invento. Todo un espacio de amistad y encuentro para jóvenes llenos de vitalidad y entusiasmo.

viernes, 20 de agosto de 2010

A propósito del habla andaluza

Cada cierto tiempo, por distintas causas y en diferentes situaciones, emerge ese submarino que creíamos desaparecido repleto de todos los topicazos y lugares comunes sobre el andaluz. Ya nos dijo Ortega en su Teoría de Andalucía que "el andaluz, a diferencia del castellano y del vasco, se complace en darse como espectáculo a los extraños" y que "Al revés que en Castilla, en Andalucía se ha despreciado siempre al guerrero y se ha estimado sobre todo al villano, al manant, al señor del cortijo."
Al parecer, este estigma cultural forma ya parte de nuestros genes y ya se sabe que los cambios en el proceso evolutivo son lentos y se miden con el reloj de los siglos. Está tan arraigado que, por desgracia, no sólo se dá en uno de los signos políticos ni en un determinado estrato social y económico, sino que muchas veces lo encontramos en nosotros mismos.
Y es que nadamos en las aguas túrbias de una cultura -yo la llamo "cortijera"- en la que el señorito decide su estrategia escogiendo algunas de las innovaciones que le han contado, hablando fino, los invitados de esta temporada en el almuerzo de su cacería. Lógicamente, para mandar en la ejecución de las faenas están los capataces leales y autoritarios; y para hacer sin rechistar, los peones.
Somos un espectáculo y, además, disfrutamos con ello. Y al andaluz que no crea en esta verdad y no se atenga a su papel, ni caso.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Juan Marichal

Hace dos o tres meses "descubrí" los ensayos del poeta Pedro Salinas y me maravillaron, especialmente los dedicados a la defensa de la lectura. Escuché con atención conferencias de su hija, Solita Salinas, pronunciadas en Madrid hace años sobre la vida de su padre. Hace dos días paseaba por la playa en bajamar escuchando en mi ipod a Juan Marichal, que hablaba de la producción ensayística de su suegro. Y ayer, como si existieran las premoniciones, leí con tristeza en el obituario del periódico El País la noticia de su muerte. Descanse en paz.

domingo, 1 de agosto de 2010

En el puerto de Palos

Anoche viví unos momentos agradables entre personas a las que veía por vez primera, viejos conocidos y amigos en el Muelle de las Carabelas del puerto de Palos. Rememoré tiempos pasados que viví con ilusión en aquel entorno, cuando tuve la suerte de poder dedicar mis escasos conocimientos y mis esfuerzos a la Diputación de Huelva. Volver a encontrarme con personas apreciadas después de años sin vernos me llenó de satisfacción, trufada con trocitos de nostalgia. Recordé el valor y arrojo que le echamos al asunto, el derroche de entusiasmo que volcamos en el intento de modernizar y mejorar los servicios que debía prestar el ayuntamiento de los ayuntamientos de nuestra provincia. Conocí en aquellos tiempos a gente extraordinaria, de los distintos pueblos, de diferentes edades, niveles de formación e ideología, de las que aprendí mucho y que hoy aprecio.

martes, 22 de junio de 2010

Opiniones fundadas

Se agradece en estos días escuchar a alguien que te explique con claridad y fundamento lo que está pasando en la economía española, cómo deberíamos afrontar los desafíos y retos que tenemos delante y en qué consisten, cómo estamos comparativamente, qué hemos hecho bien, qué deberíamos hacer... Todo ello sin pesimismo, sin alarmismo y sin acudir a ningún género de tópicos. Bueno, pues aprovechándome de las enormes ventajas de internet, he escuchado con atención esta mañana una interesante conferencia de Miguel Boyer que se celebró ayer (no todo lo que posibilita la globalización es dañino, como algunos predican). Me gustan, esté más o menos de acuerdo con ellas, las opiniones fundadas.

martes, 4 de mayo de 2010

cultura financiera

Hace años nos decía el profesor Sampedro que no entendía cómo a un bachiller se le enseñaban cosas como -perdón a los geólogos- la calcopirita y no se les hablaba, ni por asomo, de un cheque, de un crédito o de una cuenta corriente. A lo largo de su vida, sin embargo, tendría que lidiar más con éstos conceptos que con aquél casi con toda seguridad.
La situación no se ha enmendado demasiado. Sólo hay que asomarse a los medios de comunicación cada día para oír o leer interpretaciones sobre asuntos financieros -y económicos en general- bastante asombrosas. Ello tiene, sin duda, importantes repercusiones negativas en el comportamiento y actitudes de la gente. Y, en definitiva, afecta de alguna manera al bienestar.
Bienvenidas sean iniciativas como la reciente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España de poner al servicio del ciudadano el portal www.finanzasparatodos.es para favorecer una mayor cultura financiera.

martes, 20 de abril de 2010

No debería terminar mal

Hoy tenemos una democracia asentada, con problemas como es lógico, pero asentada; sin embargo, hay quienes se empeñan en despertar del sueño a nuestros demonios. No deberíamos dejarnos seducir por esas voces, porque ¿qué alternativa ofrecen?. Nos enfrentamos a retos difíciles, en parte nuevos. Debemos tener confianza en nuestras capacidades para superarlos.
Me he acordado de lo que nos decía, en plena dictadura, nuestro gran poeta Jaime Gil de Biedma:
¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno,
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.

Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
puede y debe salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.

Quiero creer que no hay tales demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia.
Son ellos quienes han vendido al hombre,
los que le han vertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.

miércoles, 14 de abril de 2010

Paz, piedad y perdón

Acostumbro a leer de vez en cuando algún capítulo de El Quijote, libro sabio y ameno. Ayer, en el parque de El Alamillo, entre el olor del azahar, las vocecillas lejanas de niños jugando y el trino de los pájaros, leía en el capítulo IX
"(...) habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no nada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir."
Hoy, aniversario de la proclamación de la república, y a propósito de lo que se escucha y lee en los medios de comunicación, no es mal día para recordar las palabras pronunciadas por el presidente Azaña en su último discurso en Barcelona, en plena guerra civil, antes de salir de España para siempre:
"Es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón."

lunes, 22 de marzo de 2010

Incentivos

El otro día, empujando el carrito de la compra en el supermercado, reparé en la moneda que acababa de poner en la ranura y en que, una vez descargado su contenido, volvería a colocar el carrito junto a otros en el sitio adecuado. No era la primera vez que admiraba al inventor (desconozco su identidad) de un procedimiento tan simple y a la vez tan inteligente. Sin duda, habrá estudiado las diversas fórmulas que pudieran impedir el desbarajuste sistemático de carros vacíos por toda la zona de aparcamiento. Y ha encontrado que usando un incentivo, que mueve o excita a desear o hacer algo, queda resuelto el problema. Con dejar prisionera una simple moneda de 0,5€ o de 1€ al tomar el carro, el deseo de recuperarla hará posible que el cliente lo deposite en su sitio. Como se ha podido comprobar en la práctica, ha sido una forma extraordinaria de manejar o administrar un incentivo.
Algo aparentemente tan trivial tiene, sin embargo, mucha importancia en el comportamiento humano, especialmente en lo económico. Un diseño correcto de incentivos es clave para el buen funcionamiento de una empresa, de un sector o de una economía; y uno incorrecto crea distorsiones y problemas que pueden llegar a ser muy graves, como estamos padeciendo en la actual crisis financiera. La falta de incentivos, por otro lado, lleva a la inactividad, a la monotonía y a la falta de empuje y de interés en hacer las cosas. La antigüa URSS se desmoronó porque, entre otras cosas, era una sociedad en la que se habían suprimido casi por completo los incentivos.

domingo, 21 de febrero de 2010

El nombre de las cosas

Aguardiente, con esta palabra está todo dicho para una bebida tan fuerte y con tantas y tan diversas connotaciones. En mi pueblo se le llama puchero a la mezcla con agua; y en la cuenca minera de Riotinto y en Huelva, mangüara, dicen que por el sonido que apreciaban los del pueblo a los ingleses cuando pronunciaban las palabras man y water para referirse a lo que bebían los mineros antes de bajar a las entrañas de la tierra (como diría Juan Cobos).
Al primer hospital moderno que se construyó en Huelva se le conocía (porque ya ha desaparecido) como El Agromán, por el nombre de la empresa constructora que lo edificó. Algo parecido, tomar la marca de un cacharro por el nombre del propio artilugio, nos pasó en toda España con la turmix para designar a una batidora. Y le está pasando hoy al i-pod para referirnos a los reproductores de mp3.

miércoles, 17 de febrero de 2010

La cultura y el mal

Un amigo me recomendó ir a ver la película La cinta blanca en la que se aprecia con bastante claridad la deriva cultural de la sociedad alemana de principios del siglo pasado hacia el nazismo. Y, efectivamente, me pareció una magnífica película que, además, se adentraba en un enigma del que aún no tenemos una explicación completa. ¿Cómo pudo convertirse la sociedad con mayor nivel cultural del mundo en autora o encubridora de tan espantoso crimen?.
En la Introducción de El misterioso caso alemán Rosa Sala Rose nos dice:
"De la vida privada de Friedrich Wilhelm Ruppert se saben muy pocas cosas. Su esposa siempre afirmó que había sido un buen padre de familia y un buen marido. Una fotografía nos lo muestra en la playa con sus hijos, y otra sosteniendo en brazos a un cervatillo herido que ha encontrado en el bosque y al que, según asegura su mujer, pensaba curar y criar en su propio jardín. Hay otra que nos parece especialmente reveladora, en la que aparece tocando el violín junto al árbol de Navidad, rodeado de sus cuatro embelesados hijos. Si Ruppert, además de amar a la familia y a los animales, tocaba un instrumento tan difícil como el violín, debemos suponer que tenía una buena formación musical. Todo apunta a que era un hombre culto que había disfrutado de la extraordinaria formación humanística que proporcionaba en su tiempo el sistema educativo alemán. Sin duda, como tantos otros compatriotas de su época, conocía y amaba a Mozart, Schubert y Beethoven, a quienes probablemente escuchara cuando volvía a casa desde su lugar de trabajo.
Como trabajador, Ruppert no sólo demostró ser un empleado fiel a la autoridad y dotado de un acusado sentido del deber, sino que superaba estas cualidades aportándoles, por iniciativa propia, ciertas dosis de creatividad e inventiva. De servicio en el campo de Dachau, por ejemplo, tuvo la ocurrencia de empapar con gasolina la barba de un prisionero recién ingresado y prenderle fuego con un encendedor. También golpeó a un profesor llamado Feierabend, que a la sazón contaba con ochenta años de edad, por haber vulnerado las normas del campo al caerse mientras pasaba revista. Es de suponer que, en los diez años de carrera, premiada con continuos ascensos, que Friedrich Wilhelm Ruppert pasó en diversos campos de concentración, debió de demostrar su celo en otros muchos casos similares de los que ya no podemos tener constancia. El 2 de noviembre de 1945, Friedrich Wilhelm Ruppert fue condenado a muerte en el proceso de Dachau y ejecutado poco depués. Las fotografías de las que hablábamos en el párrafo anterior fueron aportadas por su esposa en su descargo."
La cultura ¿nos hace mejores?.

miércoles, 27 de enero de 2010

Tiempo de silencio

¡Cómo pasa el tiempo! Hace pocos días se cumplieron nada menos que cuarenta y seis años de tu inesperada y prematura muerte, cuando aún vivíamos en aquel tiempo de silencio. Te he recordado en estos días y te he leído. He recordado al leerte desagradables ambientes y experiencias que sufrieron, también, todavía, los más jóvenes que tú:
"Tras del pasillo, por un momento, se atravesaba un patio lleno de automóviles y de inmóviles chóferes con cazadoras de cuero que miraban sin ver. Tras el que una nueva boca, ya más próxima a las fauces definitivas, engullía con poderoso sorbo las almas trémulas de los descendentes (...) Allí efectivamente se procede al desguace de cada pieza individual recién cobrada, privándole de su carga de metales preciosos, plumas estilográficas, corbatas, tirantes, cinturones, gafas y cualesquiera otros objetos aptos para el suicidio, con lo que los desprovistos individuos de casta intelectual quedaban especialmente disminuidos, sujetándose los pantalones con las manos, sintiendo frío en la parte del cuello (...) La celda es más bien pequeña (...) Dos metros cincuenta de altura hasta la parte más alta de la semicúpula; un metro diez desde la puerta hasta la pared opuesta; un metro sesenta en sentido perpendicular al vector anteriormente medido. Dadas estas dimensiones, un hombre de envergadura normal sólo puede estirar a la vez los dos brazos -sin tropezar con materia opaca- en el sentido de las diagonales. (...) La luz es eterna. No se apaga ni de día ni de noche. (...)
-¿Por quién pregunta?
-No. No se puede.
-¿Usted qué es de él?
-No. No puedo decirla nada.
-¿Usted qué es de él?
(...)
-Todos están incomunicados las setenta y dos horas.
-Sí, las setenta y dos horas."
Pocos años después de tu desaparición pude escuchar, en la facultad donde estudié, a tu colega Carlos Castilla del Pino, fascinante orador con entrañable acento andaluz.
El Madrid que nos tocó vivir era ya algo más alegre, más abierto y amplio que el tuyo.
Y empezamos poco después a vivir una etapa fascinante a la que hoy se le llama -entonces no lo sabíamos- transición. Hay quien dice, haciendo juegos con la historia, que si aquel maldito adelantamiento lo hubieras sorteado sin choque, Felipe -ya jubilado- hubiera sido Luís. ¿Quién lo sabe? Aquel gran depósito de energía y juventud en ebullición logró que muchas cosas cambiaran a mejor. Otras, el submundo de las chabolas, la atención a la ciencia, el poder de las sotanas, los toros, algún que otro filósofo predicador, siguen ... más o menos, por aquello que tan bien analizaste del factor humano y de la fuerza de los tópicos.
Tu novela, tu gran novela, tu universal novela, se convirtió en un clásico.
(en memoria de Luis Martín-Santos)

viernes, 8 de enero de 2010

Internet

Has venido a trastocarlo todo, con lo tranquilo que estábamos antes. Sentíamos lo que pasaba en Nueva York, al cabo de sabe Dios el tiempo, cuando allí andaban ya en otras cosas. El inglés no nos hacía falta para nada, con lo clarito que hablábamos y nos entendíamos. Eso de global como ahora se dice a cada momento, bueno, sí, vivíamos todos en el planeta Tierra, pero cada uno a lo suyo (ca un, ca un como dicen en mi pueblo) y ¡hay que ver la que has armado!.
Ahora resulta que los libros pueden no estar en papel, ni las facturas, ni las cuentas bancarias, ni las instancias para V.I. con el mayor respeto; que viajan a la velocidad de la luz (bendito Einstein que te ayudó a reirte del tiempo y la distancia) y pueden ser vistos, recibidos, alterados, producidos, almacenados, ... por cualquiera, en cualquier parte del mundo. ¿Y lo de los discos y las películas? bueno, eso ya es la hecatombe; a las productoras y distribuidoras, a las tiendas, a los artistas, a los periódicos y televisiones, en fin, a todos los que nos hacen más llevadera esta vida, se les ha movido el suelo y ha quedado todo en tengerenge. ¿De qué vivirán ahora?.
En las escuelas y en las universidades también la has liado; y en las empresas y en las administraciones públicas ¿Cómo diablos nos organizamos ahora?. Nos has cambiado los aparatos para comunicarnos, la manera y el momento de decirnos las cosas y ¡de vernos!. Ahora resulta que podemos estar sin estar, comprar sin ir, acceder a las fuentes de los conocimientos con gran facilidad estén donde estén; que la información nos llega a la vez que está ocurriendo lo que sea, que cualquiera puede escribir y publicar, pero también la propaganda y toda clase de basura nos atosiga y engaña.
¿Cómo hacer? ¿Cómo enseñar? ¿Cómo aprender? ¿Cómo trabajar? ¿Como hasta ahora?. No, imposible seguir haciéndolo, organizándolo, legislándolo todo igual. Nos has obligado a salir de la modorra. A todos y -como desconoces las fronteras- en todas partes.
No sabemos como llamarle a la atmósfera en que nos envuelves, más real que la vida misma, y ¡fíjate si somos perezosos y acomodaticios! le hemos asignado el adjetivo de "virtual". ¿Adónde -somos ya cientos de millones de seres navegando- nos arrastrarán tus aguas en este naufragio?

Datos personales

Mi foto
Nací en Valverde del Camino (Huelva) en diciembre de 1948. A los 17 años me fuí a estudiar a Madrid, donde viví hasta los 30. Me trasladé a Huelva y luego, con un intermedio de algún tiempo en Granada, a Sevilla, donde vivo ahora. ¿Desconcertado? Por la desorientación y perplejidad que me producen situaciones que he conocido o vivido, por comprobar que casi siempre la realidad supera a la ficción."En los blogs se busca el relato en primera persona, que es en torno a lo que pivota el sistema informativo de Internet".Me gustó esta frase y la suscribo.