martes, 25 de diciembre de 2007

Memorias

Me gusta leer memorias. Te ofrecen la visión de lo que han experimentado y vivido otras personas, siempre lógicamente según sus propios puntos de vista; son documentos, por lo tanto, llenos de subjetivismo y enfoques personales. Eso es precisamente lo que les dá valor.

He leído hoy determinados pasajes de "Memoria de la melancolía", de María Teresa León. Mujer culta y con un recorrido vital de envergadura. Me llamó la atención aquella parte del libro en la que cuenta el día de 1937 en que fueron recibidos, Rafael Alberti y ella, por Stalin. Su amigo, el hispanista Fedor Kelyin, les había dicho poco antes de que anunciaran la buena nueva: amigos mios, creo que hoy será para vosotros un día grande. Ni tanto. Fueron recibidos durante ¡más de dos horas! por aquel dios en la tierra, el padrecito, el gran benefactor.

Con qué reverencia se refieren, a uno de los mayores dictadores y tiranos que haya conocido la humanidad, hombres y mujeres de gran talla cultural.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Un gran maestro

Estaba inquieto, intranquilo, sin dejar de darle vueltas a la cabeza. La idea era clara, pero ¿qué hacer?¿por dónde empezar?. Tenía que hablar con él, era la persona que le podía sacar del atolladero, mas ¿cómo abordarlo?¿de qué manera plantear el problema?. Por fin un dia se decidió.

- Don Manuel, necesito hablar con Ud. un rato. Quiero consultarle mi situación y pedirle ayuda.

- Vale, de acuerdo, vente conmigo a pasear un rato y hablamos.

Bajaron hacia el campo de futbol del pueblo, que era usado como espacio de deporte de la escuela. Y caminando, le preguntó qué ocurría.

Lo tenía todo tan pensado y requetepensado, tan meditado, que le explicó de corrido su situación. La necesidad que sentía de continuar estudiando el bachiller superior, lo insatisfecho e inquieto que estaba por haber dejado en la reválida de cuarto sus estudios y -aquí estaba la clave- su incapacidad para poder pagarle las clases particulares por falta de recursos.

-¿De verdad quieres seguir con los estudios del bachiller superior?¿Es cierto que estás dispuesto?¿Desde este momento?.

-A lo que haga falta D. Manuel. Necesito continuar los estudios.
Respondió.

-De acuerdo. Bueno. Empezaré a impartirle clases a tus antiguos compañeros de clase, que han suspendido algunas asignaturas, el próximo quince de junio. Si te comprometes a estudiar a fondo este verano para intentar sacar el curso de quinto en los exámenes de septiembre, te doy clases gratis a la vez que a ellos. No te preocupes del dinero, no tienes que pagarme nada, sólo ocúpate de estudiar.

Se le abrió el cielo. Su alegría fué tan grande que no podía creer la veracidad de lo que estaba ocurriendo.

A partir de ese momento el propósito fué firme: estudiar, estudiar y estudiar durante todo el verano; las horas que hicieran falta durante todos los dias disponibles.

El quince de junio empezaron las clases y el quince de septiembre se celebraron los exámenes de quinto curso de bachiller en el Instituto de la capital. Cuando le llevó a D. Manuel el libro escolar con las notas fue el muchacho más feliz y contento de la tierra: ¡había aprobado todas las asignaturas!.

Gracias a D. Manuel. En el sentido completo del término, un gran maestro. Mi maestro.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Fuí alumno de una Escuela de Artes y Oficios

Fui alumno de una Escuela de Artes y Oficios que había en mi pueblo; se llamaba "Taller-Escuela José Antonio", en homenaje al fundador de la Falange. Pertenecía el centro al Sindicato Vertical, único permitido, en el que estaban encuadrados patronos y obreros, al estilo totalitario, que gobernaba la vida entera de los trabajadores: ocio, vivienda, cultura y hasta la educación de los hijos. La autoridad máxima que nos visitaba cada año en la fiesta del patrón, san Juan Bosco, era el Delegado Provincial de Sindicatos, en su coche oficial. Los hijos de los trabajadores que aspiraban a una mayor formación debían seguir un camino diferente y especial, la formación profesional, financiada con becas exigentes e inflexibles -si suspendías en junio la perdías- que desembocaba, en caso de obtener el mayor éxito, en una universidad también diferente y especial, la Universidad Laboral.
Mis recuerdos de la Escuela son en su mayor parte agradables y están llenos de un profundo cariño hacia todas las personas que en ella conocí y con las que conviví; no obstante, en ellos aparecen entrelazados sentimientos de muy diversa índole, unos mejores que otros, más aceptables unos y menos o incluso desagradables otros, pero, en su conjunto, el balance es claramente positivo. Estuve en ella tres cursos, desde octubre de 1963 con mis catorce años, hasta el verano de 1966, a punto de cumplir los diecisiete. Nuestro uniforme era un mono azul, como correspondía a un trabajador manual u operario de la época; la camisa llevaba un cangrejo de la falange en el bolsillo.

Todos los días, a las nueve menos cuarto de la mañana, formábamos en la explanada principal frente a los postes de las banderas, para izarlas al canto del Cara al Sol. Terminado el acto, en filas por curso y en silencio -hablar o armar jaleo podía costarte un serio castigo- cada uno a su clase. Allí nos preparaban para ser oficiales industriales, que era la primera etapa de la formación profesional. La teórica era bastante parecida al bachillerato elemental de entonces; la formación práctica se realizaba en los talleres, en los que había un maestro para cada especialidad.

Datos personales

Mi foto
Nací en Valverde del Camino (Huelva) en diciembre de 1948. A los 17 años me fuí a estudiar a Madrid, donde viví hasta los 30. Me trasladé a Huelva y luego, con un intermedio de algún tiempo en Granada, a Sevilla, donde vivo ahora. ¿Desconcertado? Por la desorientación y perplejidad que me producen situaciones que he conocido o vivido, por comprobar que casi siempre la realidad supera a la ficción."En los blogs se busca el relato en primera persona, que es en torno a lo que pivota el sistema informativo de Internet".Me gustó esta frase y la suscribo.