martes, 2 de septiembre de 2008

El arte de la mentira política

El alma es como un espejo. Por uno de sus dos lados, el hecho por Dios, es plano; y cilíndrico por el otro, hecho por el Diablo. Aquél lado representa los objetos al natural, tal como son de verdad, mientras que éste representa como falsos los objetos verdaderos y como verdaderos los falsos. Todo el arte y el éxito de la mentira política depende del lado cilíndrico del alma. Nuestro espíritu tiene una especial querencia por la malicia, efecto posiblemente del amor propio o del placer que nos produce encontrar hombres más ruines, cobardes, despreciables y desgraciados que nosotros.La mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables y hacerlo a buen fin. Es arte para distinguirlo de la acción de decir la verdad, para lo que no se necesita de ningún arte. Deben parecer saludables y alcanzar la finalidad para la que se usa.
Así como el pueblo tiene derecho a la verdad privada, no tiene ninguno a la verdad política (en la práctica del gobierno). En lo relativo a este tipo de verdad, los hombres deben tener distintas porciones de ella en función de sus capacidades, sus cargos y sus oficios. El derecho a inventar y difundir mentiras políticas no sólo reside en el gobierno; en la medida en que vivimos en un régimen democrático, también lo tiene el pueblo, que puede emplearlo, por ejemplo, para hacer caer a un ministro o para derribar gobiernos y defenderse.


Hay distintos tipos y clases de mentiras políticas: calumniosa, por aumento o por translación. La calumniosa le arrebata a un hombre la reputación que se ganó justamente. La de translación transfiere el mérito de una buena acción de un hombre a otro poseedor de título (se entiende cargo) superior; ó por la que se quita el demérito de una mala acción a quien la cometió para transferirlo a otro de menores méritos (en la escala del poder). La de por aumento atribuye a alguien algo que no le pertenece. Lo maravilloso, lo que traspasa la barrera de lo verosímil es enormemente útil para este arte. La mentira que espanta e infunde terror y la que anima y enardece deben usarse debidamente, sin exageraciones ni repeticiones excesivas.


¿Cual de los dos partidos es más hábil y ducho en este arte, los Whigs o los Tories? (progresistas o conservadores diríamos hoy). Los dos, cada uno es más ducho en el uso de determinados tipos de mentira. Sin embargo, cometen la extravagancia de contar entre sus filas, a fin de que difundan mentiras, a los hombres más viles y a los genios más miserables como son, en su mayoría, los folletistas y gaceteros. Sería buena idea defender un proyecto para reunir en una sola sociedad varias pequeñas agrupaciones de mentirosos; sociedad que contaría con un Comité de Susurros, encargado de fabricar al menos una mentira diaria y difundirla, así como de crear mentiras de comprobación (globos sonda). Sobre la celeridad y duración en la difusión de las mentiras y sobre las formas de contrarrestarlas mejor.


Sobre todo esto y mucho más trata Jonathan Swift en su delicioso librito El Arte de la Mentira Política.

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Nací en Valverde del Camino (Huelva) en diciembre de 1948. A los 17 años me fuí a estudiar a Madrid, donde viví hasta los 30. Me trasladé a Huelva y luego, con un intermedio de algún tiempo en Granada, a Sevilla, donde vivo ahora. ¿Desconcertado? Por la desorientación y perplejidad que me producen situaciones que he conocido o vivido, por comprobar que casi siempre la realidad supera a la ficción."En los blogs se busca el relato en primera persona, que es en torno a lo que pivota el sistema informativo de Internet".Me gustó esta frase y la suscribo.