jueves, 17 de febrero de 2011

Lectores y leedores

Cada día disfruto más con la lectura. Escucho con sosiego y atención a grandes artistas, de hoy y de otros tiempos, de mi tierra y de otros sitios, ¡me hablan! ¿no es extraordinario?. Voy siendo cada vez más lector y menos leedor, siguiendo a Pedro Salinas cuando establece las diferencias entre uno y otro.
De pequeño me enseñaron en el colegio a ser leedor. Reproduciendo torpemente palabras y malentonando frases que no entendía, transcurrieron los primeros años de un duro y lento, pero necesario, aprendizaje Con el tiempo, cuando empecé a ir comprendiendo y asimilando (digiriendo) lo que leía, me empezaron a gustar los tebeos -El Capitán Trueno, El Jabato, El Guerrero del Antifaz, Johnny Comando, Roberto Alcazar y Pedrín, TBO- primero y algunos, pocos, libros de aventuras -Salgari, Julio Verne- después. Comencé a convertirme de este modo, poco a poco, en un lector.
Ese gusto por la lectura fue creciendo en mí, ya fuera la de entretenimiento como la que debía hacer por obligación. De lo que comprendía y me gustaba, aunque a veces requiriera esfuerzo por mi parte, fui siendo lector. Del resto, de lo que tenía que leer, sin comprenderlo o por fuerza o por necesidad, fui siendo leedor. Y he empleado muchas horas de mi vida en esta última tarea.
Por suerte, ahora tengo tiempo y condiciones para ser más lector que leedor. Y sigo aprendiendo a leer, especialmente literatura. Y estoy descubriendo y gozando con obras de clásicos, a los que conocía por sus suscintas biografías, las listas de sus obras y la escuela a que pertenecían, pero a los que no había -por desgracia- leído. No tuve la suerte de leer literatura en las clases a las que debí asistir con ese nombre, guiado por profesores que fomentaran en mí el placer de la lectura. Los comentarios de texto que conocí en la segunda enseñanza sólo los sufrí al enfrentarme a ellos como malditos e incomprensibles enemigos en los temidos exámenes finales. Sin embargo, a pesar de todo y sin saber muy bien porqué, fue gustándome cada vez más la lectura.
Creo que hoy día se le presta una poquita más de atención que en mis tiempos de juventud, por parte de los poderes públicos, a la enseñanza de literatura, es decir, a enseñar a leer. Pero ni mucho menos la suficiente. Eso se desprende de los tan traídos y llevados informes PISA, en los que aparecen nuestros jóvenes retrasados en comprensión lectora, es decir, son más leedores que lectores. Y la lectura, como nos decía Lázaro Carreter, es necesaria en una sociedad plenamente libre y democrática.

viernes, 11 de febrero de 2011

Autopista sin límites de velocidad y mal señalizada

Hace unos días el Congreso de los Estados Unidos hizo público el informe final de la Comisión de Investigación que creó para determinar las causas de la crisis económica y financiera que padece aquella nación. El documento, de más de 600 páginas, resultado de 18 meses de trabajo de un amplio equipo de más de 80 expertos en distintos aspectos del complejo problema a examinar que han ayudado a los congresistas comisionados a establecer sus conclusiones, se ha convertido en un bestseller al publicarse, lo que demuestra el enorme interés del asunto en el ciudadano americano. Las conclusiones son de una claridad meridiana.
"La culpa, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos" le dice Casio a Bruto en el drama Julio Cesar de Shakespeare. Y eso mismo, cambiando lógicamente el momento histórico y las circunstancias, vienen a decirle los autores del informe al pueblo americano a propósito de los graves daños producidos por la crisis financiera. Porque, según el informe, pudo ser evitada. No provino ni de la madre naturaleza (como los volcanes) ni de computadoras fuera de control. Fue el resultado de la acción y de la inacción humana.
Los financieros y sus vigilantes (el gobierno, los reguladores y los supervisores) ignoraron las advertencias y no comprendieron ni administraron bien mecanismos esenciales para el funcionamiento correcto del sistema financiero, necesario a su vez para el bienestar del pueblo americano. Los grandes fallos en la regulación (que hace referencia a las normas) y en la supervisión (que comprueba y hace efectivo el cumplimiento de las mismas) financiera, resultaron devastadores para la estabilidad de los mercados financieros, concluyen.
Los grandes fallos en el gobierno corporativo y en la gestión del riesgo en muchas instituciones financieras de importancia sistémica fueron causa fundamental de esta crisis. La combinación de endeudamiento excesivo, inversiones arriesgadas y falta de transparencia puso al sistema financiero americano en el camino de la crisis. ¿Qué se puede esperar -dicen los autores- en una autopista donde no había límites de velocidad y estaba mal señalizada?.
La debilidad humana es relevante en esta crisis. Hubo errores, malos gestores, delincuentes que dieron lugar a fallos en el sistema que nuestra nación -dicen- ha pagado muy caro. Pero una crisis de esta magnitud no puede ser obra de unos cuantos malhechores. Tampoco vale extender las responsabilidades con un "todo el mundo tiene la culpa". Muchos no participaron en los excesos, ni dieron lugar al desastre.
El informe establece un escalonamiento en las responsabilidades, de mayor a menor grado. Y en el máximo escalón coloca a los dirigentes públicos encargados de la protección del sistema financiero, seguido de los responsables de los organismos reguladores, así como a los ejecutivos de las compañías -se nombran todas en el informe- cuyos fracasos acarrearon la crisis.
Sin embargo, cuando se estaba gestando la inevitable crisis nadie dijo: NO. Como nación, dicen los congresistas, debemos aceptar la responsabilidad de lo que se permite que se produzca.
Me hubiera gustado ver, en el Parlamento de mi nación, algo parecido a esto.

Datos personales

Mi foto
Nací en Valverde del Camino (Huelva) en diciembre de 1948. A los 17 años me fuí a estudiar a Madrid, donde viví hasta los 30. Me trasladé a Huelva y luego, con un intermedio de algún tiempo en Granada, a Sevilla, donde vivo ahora. ¿Desconcertado? Por la desorientación y perplejidad que me producen situaciones que he conocido o vivido, por comprobar que casi siempre la realidad supera a la ficción."En los blogs se busca el relato en primera persona, que es en torno a lo que pivota el sistema informativo de Internet".Me gustó esta frase y la suscribo.